domingo, febrero 14, 2010

No hay malos atriles (parte II)


por Christopher Peterson

Aquí están las otras cinco lecciones de vida que el autor del artículo ha aprendido jugando Scrabble:

Sexto: los "scrabbles" mandan. El jugador que hace más scrabbles que su oponente va a ganar la gran mayoría de las partidas, aún cuando su oponente le saque provecho a sus fichas. ¿La lección de vida? Muy obvio, yo creo, y algo similar a la regla "peak-end" de Kahneman*, según la que recordamos las experiencias hedonistas. Los picos o puntos álgidos son lo que importan (junto a la forma en que terminan las experiencias, que en el caso del Scrabble está determinado por los picos. por ejemplo, los scrabbles).

Séptimo: no se confíe en aquellos que se muestran cautelosos, conservadores y constreñidos. Eso bloquea las futuras jugadas de su oponente, así como las suyas. A menos que tenga buenas razones para jugar defensivamente, los mejores jugadores de Scrabble abren el tablero, y sus jugadas crean lo que parece una telaraña en el tablero. ¿La lección? ¡Avance!

Octavo: Usted no está en un café. Una expresión peyorativa usada para describir partidas de Scrabble en las que la cháchara abate la partida. En mi opinión, uno puede (y debería) conversar antes y después de cada partida, pero cuando se juega Scrabble debe hacerse de forma total, intensa y sincera. Así se fluye realmente, a pesar de la limitación de tiempo de un torneo. He aquí otra metáfora de vida: No hagas nada con poco entusiasmo.

Noveno: El Scrabble requiere que hagas malabares entre el "ahora mismo" y el futuro. Si no puedes hacer un scrabble, probablemente lo harás, aún cuando abras el tablero para tu oponente. Pero, una jugada de 30 puntos que permite que tu oponente haga una jugada de 40 puntos no es mejor que una jugada segura de 25 puntos.

Décimo: cuando se acerca el final del juego y estás ganando, cierra el tablero. Las victorias por pocos puntos siempre son mejores que un "yo debí, yo pude, yo tenía que...". Son partidas perdidas que resultan de un intento por exagerar. ¿Una lección de vida? Eso pienso.

Finalmente, y para mencionar explícitamente el título de la entrada de este blog, no hay malos atriles, sólo malos jugadores. Los buenos jugadores de Scrabble pueden culpar a su estrategia, pero nunca a las fichas que sacaron. Las fichas son para jugarlas, no para ser usadas como excusas. Sin duda, hay atriles menos que productivos (por ejemplo, lo que llamo el irritable síndrome de las vocales), pero son molestias pasajeras si uno lidia con ellas, moviéndolas o cambiándolas. En el peor de los casos, pierdes un turno. Pero, no anulas tu atril, por así decir, y haces que probablemente las malas fichas aparezcan en el atril de tu oponente. Otra metáfora para la buena vida, con o sin oponentes.

Querido lector, usted juega Scrabble aunque tenga o no un atril frente a usted.

FUENTE: PSICHOLOGY TODAY

* N. del T.: La regla "Peak-End", del psicólogo y economista premio Nobel de Economía Daniel Kahneman, explica que nosotros nos acordamos básicamente de dos emociones en cualquier experiencia que tengamos, sea positiva o negativa: cómo nos sentimos durante la experiencia y al final de ésta. Estas dos emociones se quedan en nuestra memoria subconsciente. Son emociones que vamos a recordar y que nos ayudarán a tomar decisiones la próxima vez.

http://www.jesushoyos.com/crm_en_latinoamerica/2008/03/el-nuevo-market.html

http://www.worldlingo.com/ma/enwiki/es/Peak-end_rule

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