viernes, febrero 05, 2010
El Scrabble ya no es divertido (para algunos)
por Mathew Engel
¿Qué mejor solución a un clima frío que acurrucarse en casa y jugar una agradable y divertida partida de Scrabble? Pero, es el lugar equivocado para ello si se trata del Aston Court Hotel, en Conventry, sede del Abierto del Reino Unido, el primer y más sustancioso torneo de la temporada británica de Scrabble, y una importante zona que algún día (y no se rían) podría convertirse en un Circuito de Scrabble profesional mundial. Allí, "apacible" no sería la palabra.
Los 86 jugadores, divididos en cuatro grupos según sus habilidades, juegan hasta diez partidas diarias durante una semana en el salón Lady Godiva. Lo apacible del juego ha sido secuestrado por bichos raros faltos de alegría. Cuentan audiblemente sus puntuaciones como cualquiera lo haría, y a veces se ponen irascibles con sus oponentes.
A lo largo de la sala está la élite, computando sus totales instantáneamente, sin muestras de temperamento, protegidos por una burbuja de concentración impenetrable, perdidos en un mundo de palabras extrañas, sólo con ver las palabras jugadas por Nigel Richards, quien recientemente fue depuesto como campeón mundial.
A pesar de ello, Richards es visto con respeto por sus rivales y reconocido como el Roger Federer o el Tiger Woods de esta subcultura.
Bueno, quizá no Woods en todos los aspectos: Richards tiene 42 años de edad, es neozelandés, residió en Kuala Lumpur y diseña sistemas de circuito cerrado. Usa gafas, tiene una barba canosa, es soltero, solitario, abstemio y enigmático, y recorre unos 500 kilómetros en bicicleta todas las semanas.
Richards nunca había visto un tablero de Scrabble hasta que tenía 28 años de edad. Ahora, gracias a un jefe conocedor, viaja por el mundo para jugar casi la mitad del año, obteniendo los beneficios de su premio en metálico, que le sirve al menos para vivir.
FUENTE: Daily Mail
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