Por Sam Leith
En la
película “Sometimes Always Never” lo que impulsa la trama, su conflicto, la
búsqueda de significado de los personajes y su eventual reconciliación, es un
juego de Scrabble. Bill Nighy, que interpreta a un sastre jubilado y profundamente
triste, nunca se ha reconciliado con su hijo menor después de una discusión
sobre si “ZO” es una palabra válida para jugar en el Scrabble en inglés.
(Cualquier tonto sabe que lo es: vaca tibetana, aunque no es eso lo que
importa). ¿Puede el Scrabble volver a reunirlos? ¿El juego compulsivo de
Scrabble en línea por parte de Bill en su teléfono es una señal de su profundo
daño emocional?
¿Saben que?
No veo en absoluto que el hecho de estar obsesionado con Scrabble sea síntoma de
una persona con daños emocionales. El Scrabble es algo muy bueno con lo cual
estar obsesionado. Además, aunque la película parece sugerir que el Scrabble
podría ser algo que aísle a las personas, un refugio para aquellos que no
pueden decir lo que realmente quieren decir, en realidad es un juego muy
sociable. Puedo mencionar al menos dos de mis más viejos amigos que se unieron
a través del juego Scrabble, y se dice que el juego similar al Scrabble,
llamado Words With Friends ha logrado al menos tres matrimonios entre jugadores
que se conocieron gracias al juego.
Lo que sí es
cierto es que el juego puede despertar emociones fuertes. Las bajas son
bastante conocidas: Un atril lleno solo de vocales o solo de consonantes, la
decisión agonizante de cambiar fichas solo para terminar con aún más vocales,
la malhadada búsqueda de un lugar donde colocar "alioli". Pero, por
el contrario, realmente no hay sensación como jugar un por nueve, al tocar dos triple
tanto de palabra en una sola jugada. Una vez coloqué "cumpleaños" en
dos triple tantos, y creo que no salí del asombro en una semana. Tampoco,
obviamente, lo hizo mi oponente. Toda la vida humana está aquí y, como mostró
un glorioso libro sobre el Scrabble competitivo, “Word Freak”, de Stefan Fatsis,
hay un drama en el mundo del Scrabble que puede rivalizar con el tenis o el
fútbol, y mucha más excentricidad.
Sin embargo,
uno de los extraños placeres de la mayoría de los juegos de palabras,
especialmente el Scrabble, es que en realidad no se trata exclusivamente de palabras:
se trata de matemáticas y algunas de sus ramas. En el Scrabble los significados
de las palabras son completamente irrelevantes. La administración de los
atriles para tener la posibilidad de formar una palabra de siete letras
requiere de un balance de vocales y consonantes, y para lograrlo se requiere de
una actividad probabilística. Hacer anagramas no es realmente una habilidad
lingüística, ya que se está reorganizando mentalmente el vocabulario de una
manera que coloque las fichas de mayor valor en determinadas casillas con
bonos. O conseguir palabras con las vocales y consonante del atril que encajen perfectamente
con las vocales y consonantes que ya están en el tablero.
Sin embargo,
tener un amplio vocabulario nunca está de más, pues no dejará de impresionar a
sus amigos, aunque no a los que son buenos en Scrabble, cuando utilice un comodín
para colocar "sizigia".
Así que es un
juego para personas a las que les gustan las palabras, pero no de la forma habitual.
Es un juego que te permite ver las entrañas de las palabras, que te hace estar
más atento a las inflexiones, variaciones y ortografías inusuales.
Todos los
juegos de palabras son al mismo tiempo sobre palabras, y no sobre palabras. Como
dice la canción, se trata de "Más que palabras" (More than words).
Que es lo que nos está diciendo la película “Sometimes Always Never” en su
estilo tranquilo e inmaculado.
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FUENTE: THE TELEGRAPH
Tráiler oficial